Natsuzuma
El sol de julio quema la arena de Enoshima cuando Yumiko, 32 años, baja del tren con su hijo de cinco años dormido en brazos. Su marido canceló el viaje familiar por “reuniones inevitables”; ella, en cambio, decidió no renunciar al mar. El bikini negro que compró en secreto le ciñe la cintura, aún firme tras el parto, y el viento salado levanta su melena castaña. En la playa, dos surfistas de veintitantos —Kenji, moreno y de hombros anchos; Riku, rubio y de sonrisa fácil— la invitan a una cerveza fría. El niño juega con un cubo; ella ríe por primera vez en meses.
Esa misma tarde, los tres entran al hotel de madera frente al océano. El pequeño duerme en la habitación contigua, monitorizado por una niñera contratada. Dentro, la luz dorada se filtra por persianas entreabiertas. Kenji desliza los tirantes del bikini mientras Riku besa su nuca. Yumiko exhala, se deja caer de rodillas sobre la alfombra. Sus labios recorren el torso salado de Kenji; Riku, detrás, acaricia sus muslos hasta que tiemblan. Se turnan para saborearla: lenguas que recorren pliegues húmedos, dedos que se hunden en calor palpitante. Ella responde con gemidos ahogados, manos que aprietan, caderas que se alzan buscando más.
📄 Información del Contenido:
📌 Título: Natsuzuma
✍️ Títulos alternativos: Natsu Zuma, 夏妻
🎓 Estudio: T-Rex
📅 Estreno: 31 de octubre del 2025
🏷️ Categoría: Hentai
🚫 Censura: Sí
💬 Subtítulos: En español
⏳ Duración: 16 minutos
💾 Tamaño: 79 mbs
📁 Formato: MP4
📤 Uploader: Bunnygirl
🔐 Contraseña: colitahentai
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En la segunda noche, la pasión se desborda. Sobre la cama revuelta, Yumiko cabalga a Kenji mientras Riku la penetra por detrás; el ritmo es lento al principio, luego feroz. Sus pechos rebotan con cada embestida; el sudor mezcla sus aromas. Grita sin reparos, olvidando el anillo en su dedo, el niño al otro lado de la pared, el marido en Tokio. Los surfistas la llenan una y otra vez, alternando posiciones: ella de espaldas, piernas abiertas al techo; de lado, atrapada entre dos cuerpos; de pie contra la ventana, el océano testigo. Cada clímax la sacude como olas rompiendo; su esencia chorrea por muslos, sábanas, piel ajena.
Al amanecer, exhausta, se ducha mientras ellos duermen. El espejo refleja mordiscos en su cuello, huellas de manos en sus caderas. Sonríe: por primera vez en años, se siente viva. Recoge al niño, deja una nota (“Gracias por el verano”) y desaparece antes de que despierten. En el tren de regreso, el mar brilla a su izquierda; entre sus piernas, aún late el recuerdo.
